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En la comunicación, tanto escrita como verbal, la correcta puntuación es vital en la gramática del texto. Una palabra o frase cambia de significado con mala puntuación; esto es, un punto o una coma, puede cambiar el significado de lo que se intenta comunicar, y mayormente, en la omisión de una letra de una palabra.
Ejemplo: 1) “Dios no salva de del pecado, y no cuida del mal”, expresa lo contrario a: 2) “Dios nos salva del pecado y nos cuida del mal. Quizás, si lees este artículo detenidamente, encontrarás algunas de las faltas que intento corregir; pero con un poco de cuidado, mitigaremos muchas de nuestras faltas.
*La primera expresión del ejemplo; “Dios no salva del pecado y no cuida del mal”, la he escuchado varias veces; y, entiendo la intención de lo expresado; y deducimos, que Dios conoce la intención del corazón, y sustituimos le primera expresión con la segunda.
Acepto que tu y yo entendemos la intension de esa expresión; y, por supuesto, Dios quien conoce los corazones, también la entiende; sin embargo, lo que se expresa, ni es para mi y ni para ti, mucho menos para Dios; antes bien, es para el que nos escucha; y si el que escucha no sabe nada de la vida cristiana, y pero si conoce la gramática, al escuchar lo que dices, puede quedar con el entendimiento de, que, “Dios ni nos puede salvar ni tampoco librar del mal.”
*En estos casos, creo, que mas que la carencia de un nivel académico lo que se debe condenar; antes bien, es la necesidad de una simple pero necesaria explicación. Esto puede corregirse en los estudios bíblicos, en la iglesia. Es como el pueblo de crecerá. Quizás no veas la importancia de lo que estoy diciendo, pero estoy entre los que creen que la experiencia es fuente contribuidora al progreso. En una ocasión un joven cantaba un himno. La iglesia estaba llena. El coro del himno, según él lo cantaba decía: “Que triste sería, que por yo callar mi mi ‘bosca’, otros me imitaran y se callarían también, entonces las almas, perdidas no oirían que mi Cristo reina, y que en su nombre hay poder”. Después de la cantata, mi invitada comentó: “Hay Reynold, debes enseñar a ese joven como hablar.” Sabía a lo que ella se refería, y quise cubrir la falta. Ella repitió, “!bosca! La palabra es boca”.
Para algunos esto no tiene importancia, pero es al pecador con quien hablamos. Existe lo que se llama, Licencia Poética. Un artista escapa de ciertas responsabilidades, como, por ejemplo, el cantando podrá decir: “Echa pa lante, cobarde”, y esto es aceptable, debido a la Licencia Poética. En una conversación normal se tendrá que decir: “Echa para adelante cobarde”, porque en este caso, el que habla está sujeto a las reglas gramaticales.
Ni para ser cristiano, ni para dirigir un servicio, ni para cantar un himno, ni para servir al Señor, ni mucho menos para ir al cielo se necesita correcta, ni siquiera buen vocablo o hacer buen juego de palabra, nada de esto se necesita. Una mala pronunciación de una palabra tampoco es de condenarse; lo que, si se debe condenar, es si pudiendo mejorar, uno no se esfuerza para lograrlo.